lunes, 2 de mayo de 2011

Sicario profesional


"Recuerdo que una vez nos envían de México para acá, a Estados Unidos, a otro compañero y a mí a levantar a un individuo. La orden era levantarlo y tenerlo y vinimos para acá, a este motel, y estuvimos en esta habitación. Fueron tres días de tortura que le estuvimos dando". De esta manera comienza un documental llamado El sicario, room 164, cuyo protagonista revela cómo empezó su carrera en el asesinato, la tortura, el secuestro y el tráfico de drogas; detalla formas de operar del crimen organizado y habla del alto nivel de corrupción que abarca todos los niveles de gobierno en México. El documental de 77 minutos, producido por Venezia Cinema 2010, Orizzonti-Competition, Robofilms, Les Films d'Ici, en asociación con Arte France-La Lucarne, se realizó durante los 5 días de entrevista que el sicario dio al escritor y periodista estadounidense Charles Bowden y al cineasta italiano Gianfranco Rosi.

"La mayoria de las veces, aunque hayan pagado el dinero que debían, aunque hayan pagado el delito que tenían, mueren. El narco puede comprar todo, paga policias, paga aduanas, paga migración". El asesino, alto, corpulento, vestido de negro y con el acento de los oriundos de Chihuahua, se coloco una doble capucha negra para ocultar su rostro antes de hablar frente a las cámaras. 

En el artículo de la revista proceso, Bowden le entrega una copia del documental y le dice al reportero que se fije en el detalle de las manos del sicario, pues durante su entrevista, al tiempo en que va narrando cada una de sus diversas actividades, las dibuja. Las manos del matón son grandes, fuertes y no dejan de moverse durante todo el documental, que ya fue exhibido en varias salas europeas, sin embargo, en México se ha frenado su exhibición al público mexicano a causa de dos casas productoras, según el autor del libro La ciudad del crimen.

El asesino, especialista en estrangular con las manos, afirma que en México hay muchos mitos, dice que "un verdadero sicario profesional" es el que de un sólo golpe, cuchillada o disparo elimina a una persona. En un ejemplo y haciendo un dibujo comenta "Este es un carro, el objetivo va manejando y hay que matarlo; un imitador hace una rafaga de balas. Cuando un sicario trabaja y tiene un objetivo, son dos formas muy sencillas. Hace un círculo aquí, donde está la manija del carro, o hace un círculo en el vidrio, donde está la cabeza del objetivo. Ese es un sicario, los demás son imitadores". Comenta que un sicario profesional no gusta ni debe ser identificado con la espectacularidad de su obra, "puede estar en un parque jugando con sus hijos, como puede estar en una junta o en un cabildo de la alcaldia una ciudad".

La profesionalización de un sicario es una inversión que hacen los jefes de los cárteles para contar con asesinos efectivos, discretos y dispuestos en cualquier punto de la frontera, en México, Estados Unidos o cualquier otro país.
Cuenta que entró al crimen organizado cuando estudiaba la secundaria. Lo buscaron para pasar carros de México a Estados Unidos y después a la inversa. Le pagaban con dólares, con los mismo coches, con casas donde siempre había mujeres, con alcohol, drogas y con armas de todo tipo. "En el cuarto semestre de la universidad, por medio de allegados y conocidos arreglé para entrar a la policia". Sostiene que a pesar de que en la academia le solicitaron tener la mayoria de edad, la cartilla del servicio militar liberada, pasar el antidoping y el exámen físico, solamente aprobó éste último y como "iba recomendado", fue aceptado. "Las academias -de policia especial, investigadora, militar o el Ejército- han servido para que el narco use a toda esta gente... por eso es que a toda persona que pasó por una academia el narco lo recluta fácilmente".
De su generación se graduaron 200 policías. De esos 200 egresados 50 ya están pagados por el narco, "hacen una distribución en todo el estado de tal forma que cuando se les ofrecia pasar droga de Sonora o de Durango, en las entradas al estado siempre había alguien ya comprometido con ellos. La clave es decir siempre la droga ya está bendecida".

Los sicarios profesionales son los encargados de "levantar gente" que le debe dinero al cártel o que ya se cambió de bando.
Al hablar de la corrupción gubernamental por narcotráfico, dibuja un diagrama en el que pone en la parte superior la Presidencia de la República, a los gobiernos estatales en los extremos y en la parte inferiora los secretarios de Estado. "No te puedo asegurar que el Presidente, pero la gente debajo de él... ya está comprada por el narco. Tanto el Poder Judial federal como los gobernantes y hasta la Secretaria de Gobernación tienen conocimiento de que hay gente enterrada. No uno, dos, tres ni cuatro; hay más de 300, 400 personas", explica el matón.

El protagonista del documental hace mención de que sólo cinco o seis de las decenas de personas secuestradas son halladas con vida; que las narcofosas que son "supuestamente localizadas por las policias mexicanas" son casas de seguridad donde han sido enterrados informantes del FBI o de la DEA, pero que son localizados porque las agencias estadounidenses les colocan un chip en el cuerpo.
El documental podría ser clasificado cono un manual para aprender técnicas de tortura, secuestro o asesinato. Hasta en sus dibujos, por ejemplo, expone cómo deben ubicarse sobre toda una cuadra las patrullas que colaborar para secuestrar o levantar a una persona. Lo inquietante es la calma con la que el matón narra todas estas técnicas: "Todo desnudo se le pone una manta, se le rocía con gasolina o alcohol a la manta y se le prende fuego; en cuanto arde se le dá el jalón a la manta y se trae hasta tres capas de piel... se le echa un litro de alcohol... el sufrimiento es enorme".
Menciona lo feo que se siente torturar a una mujer, verla sufrir, pidiendo clemencia y hasta verla ultrajada hasta por siete hombres. "No es lo mismo que con un hombre... al último era mejor darles un balazo"; las formas en que el cártel o los cárteles dejan los mensajes, de cómo dejan un cuerpo: hacía arriba, boca abajo, etc. "Hay excepciones, personas a las que no se tortura, se les ejecuta rápidamente, dependiento del deseo del patrón".

Platica el caso el caso de unos 45 robacarros de Ciudad Juárez que estaban dándole problemas de imagen a las autoridades del estado; éstas le pidieron al cártel que los levantara, lo cual coincidió con la pérdida de 30 mil kilos de cocaína. El patrón dio la orden de que durante 30 días no se vendiera "ni una grapa", pero unos 70 narcomenudistas no cumplieron la orden. Se les ubicó, se les levantó y se les ejecuto junto a los robacarros. El sicario dice que se formó un grupo de unos 800 asesinos y policias municipales, estatles y federales para cumplir la orden.

En la última parte del documental, el matón explica su transformación "de la vida loca" a la de un predicador del cristianismo. Narra a grandes rasgos los motivos que lo llevaron a dejar la vida de la muerte después de que, por cuestiones que ni él mismo se explica, decidión dejar de fumar, consumir drogas o alcohol, lo que le produjo un cambio de actitud que dentro del cártel vieron como amenaza.
Decidieron eliminarlo... pero escapó de sus captores porque no eran como él: profesionales.

***La reseña del documental se hizo con la autorización de Charles Bowden, quien además adelantó a Proceso que en las proximas semanas, en México, Estados Unidos y varios países de Europa, saldrá a la venta la biografía autorizada El sicario.

Nota: Texto sacado del reportaje "era mejor darles un balazo" publicado en la revista Proceso No 1788 del 6 de febrero de 2011. 

Con todo esto: ¿Realmente estamos fregados, cierto?

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